Gracias a la inestimable ayuda de Juan de Cicloclasica he conseguido mejorar sustancialmente el escudo del caballero de Orbea.
Como siempre, una buena imagen es primordial, y aquí os dejo de donde he partido en ambos casos.
Lo que yo interpreté en un principio como sombras y matices, no eran más que una ilusión creada por el desenfoque de la fotografía original que usé como base. De hecho era lógico pensar que en aquellos tiempos se usaba la serigrafía de colores planos para este tipo de trabajos, dejando la cuatricomia para la impresión de algunos libros y revistas. Pero hasta ahora tan solo había podido “intuir” el diseño del escudo. El perfil es mucho más grueso y los efectos se consiguen con un “sombreado” con el mismo color negro.
En fin. Sin ser aun perfecta, es un paso más para su recuperación.