Por casualidad he descubierto lo que creo que puede ser el invento del siglo, o al menos el inicio de una nueva era en el uso de la bicicleta... ¿Por qué? Bueno, porque el motivo principal de mi “locura” por las bicicletas es el hecho de que es el único vehículo que multiplica la eficiencia humana sin necesidad de ninguna “ayuda” externa.
Hace unos pocos años empezaron a popularizarse las bicicletas eléctricas... Una idea genial y ecológica, aunque hubiera que recargarlas en la red, (cosa quizás no tan ecológica, ya que para crear esa electricidad también se contamina) pero, en definitiva, una muy buena opción para aquellos que aunque concienciados con el medio ambiente no quieren cansarse demasiado encima de una bici... Bueno, a mi no me gustaron demasiado, era como “hacer trampas”, como calcar en clase de dibujo. Por eso, cuando descubrí "The Cophenhaguen wheel"
pensé que estaba delante de una revolución, “The Cophenhaguen wheel” no usa ninguna aportación externa, solo la energía que tú mismo disipas en tu esfuerzo, es la “mejora” más natural que podría experimentar el invento de la bicicleta... Si además la combinas con tu “smart-Phone” puedes cambiar de marchas, bloquear o desbloquear la bicicleta, saber la previsión del tiempo, los niveles de polución, el estado del tráfico... Un sinfín de opciones... Es cierto que me molesta un poco que se haga publicidad descarada del I-Phone. A mi entender este debería ser un invento para todos, y el hecho de “exclusivizarlo” y convertirlo en objeto de moda o en un “must”responde a la “tontería” exclusiva del ser humano de: ”Soy mejor que tú porque llevo algo muy caro”. De todas maneras, pasó un poco lo mismo en los noventa con el auge de las “Mountain Bikes” y gracias a que convirtieron las bicicletas en objetos de moda, estas volvieron a las ciudades de las que habían desaparecido hacía tres décadas...